Este documental de 25 minutos nos expone la vida de un grupo de niños ciegos. En cuanto se tocan temas de esta índole siempre es difícil, el no pasar una linea de respeto, pero si abarcar la profundidad y complejidad del problema. Normalmente, los documentales que tratan estos temas, toman la ruta fácil y de denigración hacia el sujeto que se esta filmando. Van der Keuken tiene esto en mente, y se impone como igual y bajo una linea de respeto, nos hace entender el mundo de los niños por medio de sus experiencias diarias y de rutina. La escuela, los juegos, los paseos, el ejercicio, y sobre todo en pequeñas cosas que diferencian su experiencia en el mundo de la gente que si puede ver. Como el énfasis en el sonido. El principio de la obra me pareció increíble, voz en off de niños ciegos hablando sobre ellos mismos, mientras vamos de negros a imágenes cotidianas que contrastan las dos distintas experiencias. El poder del documental trasciende su temática, por la forma en que esta construido y por su acercamiento respetuoso a los sujetos. Es conmovedor en el punto de la delicada linea que existe de la cual nos dejan ser pacientes observadores por un momento.
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